Remembranzas de mañana

Si no nos enteramos a tiempo
que bajo estas sábanas hay locura
los próximos minutos de amor
 morirán hambrientos.
No dejemos
que nos haga ver lo que no somos
que nos dicte la ofensa
que falsas certezas nos cree.

Vendrán días,
donde caminaremos por lágrimas
extrañaremos aquellas miradas tiernas
y nuestro único consuelo
junto a la amargura
será enterrarlas.

Desempolvemos ojos frente a frente
desenredemos este río sin agua
busquemos un remanso, cualquiera

ahoguemos esta locura.

#ELDIADEMUERTOS - ABISMO

Hola, con la inestimable colaboración de +Mendiel  este es nuestro aporte para #ELDIADEMUERTOS

ABISMO

El silencio maltrató su espíritu,
Su alma se estremeció por la indolencia,
De un corazón convertido en fugitivo,
Dejándolo herido sin clemencia.
En un pecho que se quebranta en desconsuelo,
Sin conocer la razón de la partida,
Cuando más seguro estaba de su anhelo.

Mejor la muerte de su áspero pecho
Sacando el corazón así en la mano
Sintiendo en la palma su latido
Aun chorreando sangre enamorado


Una pena negra anunciaba indiferencia,
Lágrimas derramaban sus ojos sensitivos,
Su ego por el suelo quedando mancillado,
Al sentirse repudiado y el sentimiento mutilado.
Cuando más estaba amando, acercábase la huida,
Sin un adiós ni una triste despedida.


Arráncabase los ojos antes de llorar su ausencia
Las esferas extirpaba con sus dedos dolorosos
Mejor desangrar su rostro y no sentir desventura
Abrirse el pecho a puñales donde descansaba el ego
Corrompido y deshuesado por perfidia del deseo.


Por la pena mi alma sucumbiendo,
Quiso elevarse al cielo,
Quizás allí si encuentre el consuelo
Para este cruel martirio,
Qué en la vida la atormenta
Y la lanza al precipicio.



Lanzase al vacío tirana ciega del dolor profundo,
Su cuerpo revienta fiero cual masa informe en delirio,
Sus huesos quebrados todos, desparramados están.
La sangre salpica al fondo del abismo pedregoso
Que acoge la desnudez de aquel cadáver morboso.

Martirio

Aléjate de mi alma ilusa,
soñadora e idealista.
Opresores despierten del más allá,
dominadores del terror,
urgen por todo mí ser.
Él juzga mi espíritu,
asesina despiadadamente mis pecados.
Generosos seres torturadores llenos de odio,
soy un banquete especial.
Entes malignos divagan en este vasto infierno,
almas perdidas esperando ser juzgadas,
sus fuegos invaden mil corazones.
Espectros devoran seres,
colmando su apetito voraz.
Tiranizando, cremando débiles.
Inhumanos verdugos habitan estas tierras,
atroces y anormales dispuestos a decapitar,
sin piedad alguna,
monstruosos desalmados más allá

de toda imaginación.

Séptimo infierno



Bebiendo el elixir de sus cráneos,festejando con el baile de demonios encarcelados este frío averno, condenados, luchando contra nuestros temores sin poder derrotarlos,ardiendo por fuera y por dentro el fuego nos consume cada vez más lento.Los cimientos de un desaparecido imperio son hallados a unos pasos de la puerta del señor sombrío , aunque no le tengo miedo.Nos refugiamos cuando llega el poeta oscuro que nos aclama con una canción.Entre sus versos ardemos, flamas. Consumiendo cerebros que despegan ya. Nuestra piel del hueso se inunda en sus letras. Letras que en blasfemias nos condenaran. Y caemos tristes en el santo averno, al cual él nos guía cual flautista moro.Lo seguimos juntos oyendo su prosa Que maldita lleva a profunda fosa.

Enamorada



Conmoción que nace en un recóndito rincón del alma, en un sueño, en un mirar sutil, echando raíces que poco a poco se tornan profundas, aferrándose al espíritu, llenando los vacíos que otros amores dejaron, ignorándolos, aunque sus raíces inunden nuestro cuerpo.


Sentimientos que sin anunciarse afloran, en una lágrima, en una risa, en un mirar confundido, que llenan el estómago de mariposas, hambrientas mariposas que en su ligero aletear desgarran todo a su paso y hacen del respirar un instante dulce y doloroso.


Sentimientos que con un ardor insoportable rasgan la piel, dejando salir los frutos, las flores, que abren crudamente la carne en nuestra espalda, dando paso a las alas. Y entonces nos elevamos al cielo, y nos creemos libres nadando entre las nubes, bajo el ardor de las heridas y la caricia de los pétalos, ignorando en tanto podemos la pesada cadena que nos une a ese alguien que en un sueño o en un mirar sutil engendraron ese sentimiento que ahora nos hace volar.


No hay luz

Solo gemidos

Lo más parecido a una orgia de fieras

¿Cómo es que estoy aquí?

Yo sólo deseaba la oscuridad que ha de esconder mis sentimientos

Me siento liviana, de cuerpo y espíritu.

Un destello de luz se clava en mis ojos.

Es hora de huir, de perderme en la gran penumbra.

No quiero irme de aquí.
Deleite
bailan las caricias
enredándose tu piel, la mía,
exquisitas sensaciones
hurgando escondidos secretos,
alborada de pasiones
destilando deliciosos sentimientos.

Dos cuerpos… un beso,
placer…
se juntan los sudores
y tiembla el deseo por doquier,
se hacen arrullo los gemidos
entre suspiros
mientras tus manos
se posesionan de mi talle
resbalando suave
hasta el punto exacto
donde nacen los deseos.

Gozo
es llevarte al cielo
con un toque de mis dedos
y es… fundirme en tu aliento,
arder en tu aposento
bajo la misma piel,
bañados en menta y miel.
Embeleso… sensualidad,
dulce néctar tu boca,
almíbar de besos
me provoca…
hacerte mío entre helechos.


Delicia… el amor,
eres romero… soy incienso
en nuestra habitación.

El escultor



Manuel estaba cansado, llevaba muchos años trabajando maderas, metales, granitos, decidió que la escultura que acababa de concluir iba a ser su última obra.
La suerte le había sonreído, su labor era reconocida, recibía buen dinero por las ventas.
Muchos años de soledad y concentración habían sido la clave para aquel resultado.

- Están vivas, repetían no en pocas ocasiones, claro, exageraban bastante los seguidores de este arte milenario.

La talla representaba la figura de un joven, podía ser el mismo, claro que en su juventud.

El destino era el hall de entrada de una galería de renombre. Trabajo con entusiasmo, olvidándose muchas veces de comer y de dormir. Más aun, insistió en entregarla personalmente.

Fascinados los compradores se deshicieron en elogios.

Feliz recibió la paga, se premió con una buena cena y mejor vino, luego ya vería.

Le dio una buena propina al mozo, un muchacho con cierta inquietud en la mirada, quien le agradeció sin comprender, era demasiado dinero, los ojos se le llenaron de luz.

El escultor vislumbro el instante, había hecho su mejor tallado. La escultura de la galería no había sido la última.
No vuelvas la vista atrás, fiel amante, que lo que no imaginas es la sed de costumbre que te traerá de vuelta a mis sabanas como vuelve el sol al mar.

Luna mía


Son las noches, el momento en el que la mente vaga,
el corazón se intensifica, la memoria recuerda.

Son esas noches de soledad, esas noches que me inspiran.
La noches en la que las estrellas me hablan, me cuentan
lo ridículo que es este intenso sentimiento.

La luna que me muestra la inmensidad del universo
y la cercanía de nuestras almas.

La luna que nos acerca, la luna que nos mantiene lejos.
Las noches con luna, de soledad, de amor.

El silencio, la noche, la luna. Cómo no pensarte.
El silencio, la noche, la luna. Cómo no amarte.
Luna, si leyera mis pensamiento.
Luna, silencio, no reveles mi amor.

El bosque gris

Inadvertida paso por la ciudad
como un fantasma pasa por la casa,
que le sirvió de hogar y miro,
como la fría daga que no siente nada,
las líneas paralelas de las calles,
el doble sentido de las palabras,
la dualidad del mundo.

La doblez en el uso acostumbrado.
Las parejas errantes
que, en acopio de besos,
se embriagan entusiastas
de tardes y deseos,
entre las geometrías infinitas
y el murmullo del tiempo.

Y me vuelvo hacia adentro
a este apacible existir solitario.

Jungla de autistas



Tarde de calor, el sol empedernido en derretir asfalto. Una veintena de personas espera la luz verde del semáforo, mientras otros tantos se aventuran como animales cruzando un río en África. Pero el cocodrilo ataca al más débil, un pobre ciego que se confía y se estrella contra el parabrisas de un taxi que lo arroja cien metros adelante. La gente se sobresalta y retrocede o apura el paso, voltea la mirada por un segundo con un poco de morbo y, al ver que ya no hay peligro, recuerda inmediatamente lo apurada que va a ese asunto tan importante y sigue su camino mientras vuelve a acomodarse los audífonos.

Tu sexo en mi


Déjame buscar el momento único, selecto
de caminar por la vereda de tu tiempo
y hacerte muy mío
cubierto de sabores y de letras
rebuscando en el momento intenso la vida
esa que arrebatas con tus besos mi cuerpo
haciéndome temblar entre tus dedos,

Déjame , difundir esto que siento,
ser mar entretejida en tus sombras
meterme en tu piel fundirme en tu boca
que tu pecho sea refugio de mis besos.

Déjame hilvanar caricias de terciopelo
que tus manos moldeen de pasión
todo mi cuerpo
que tu boca, disfrute a capacidad
el sabor de mi interior
que grita ser tomado,
disfrutado, extasiado
acalorado, por el sabor de tu sexo en mi...

Epístola


Escribió la carta donde los argumentos parecían otorgarle la razón por completo. Preparó el nudo. Faltó al trabajo. Recordó momentos felices de libertad, pasado que ya no volverá a ser evocado. De pronto, la sintió presente. La vio entrar por la puerta. Caminó hacia él. Ella: totalmente fría; él: totalmente nervioso. Movió la silla, sintió caer al vacío. Un vacío que significaba final y comienzo. Un final digno del cobarde que había sido siempre. Solo un imbécil podía terminar así… pidiéndole matrimonio a la muerte

Mensaje

Y de repente apareció, como la niebla matutina que nos invade los días invernales y va desapareciendo al mismo ritmo que el sol, ese frío e invernal sol que va ascendiendo poco a poco a derretir el sutil rocío formado en nuestros tejados.

Sin embargo, su presencia fue breve aunque no en vano. Había venido con un objetivo muy claro: reavivar la alegría fugaz de nuestras vidas. No supe que significó esa sensación, hasta que por fin, vi una nota con un mensaje, el cual abarcó en mí un fuerte sentimiento de nostalgia: Estoy bien.

Con limitadas pupilas
y voz degollada
con el aliento encallado
en desertados lenguajes
este éxodo de palabras te busca
Y recorre este desértico silencio
como una caravana de flores y suspiros
que se hunde en un horizonte imaginario.

Viernes de un frio agosto, crece una duda en mi corazón. Yo nunca fui muy religiosa, y tal vez nunca lo sea. Poco a poco veo pasar los días, y las guerras, veo el hambre con que vive la mitad del mundo, veo como… como cerdos hambrientos de la inmundicia; van hacia el dinero y mientras más ricos son más ricos quieren ser .En tanto en otra parte del mundo miles de niños mueren. Mueren del flagelo más espeluznante que existe en ese mundo. El hambre cruel martirio para el que lo padece, un insignificante sollozo para el que mira de lejos. Que ni siquiera se digna a hacer algo por aliviar su pena y su hambre. Y poder aliviar su propia alma.

Cierro los ojos y pienso cosas que pueden pasar, y no hablo de cosas triviales o imaginarias, hablo de cosas posibles, lo malo es saber que todo lo que imagino no va suceder nunca.

Ante lo dicho, no estoy diciendo que me sucedan cosas impensables, sino que si quiero que algo suceda no debo pensar en ello, triste.

Soy de aquellas que se alimentan del pensamiento, de los sueños, que cuando cierra los ojos disfruta como si realmente viviera en un sueño.

Mi problema es la realidad que me es tan extraña, y esta impotencia de no saber qué hacer ante el sufrimiento foráneo y lejano.

Y otra vez amanece. Esta vez pido café con leche, mitad y mitad. Y una medialuna. Y dibujo media sonrisa. Y separo los días pares y los impares. Las horas y los minutos. Los días y la noche. Como sea, siempre la mitad de una vida.

Olvido


Mi cuerpo marcado por cicatrices del pasado, cada cual más profunda que la anterior. Todas con algo en común, la confianza. Me prometí cerrarme y no confiar en nadie más.

Y de pronto llegaste vos, con tu sonrisa perfecta, tus ojos de un verde intenso que me hacían suspirar… Y tantas cosas de vos me perdieron que no me di cuenta que en tu mano había una daga que iba directa a mi corazón. Y esta no haría una cicatriz, esta derramaría eternamente mi sangre mientras mi mente seguirá reprochándome, a través de recuerdos, por qué no te dejé entrar.

MI MUERTE

Había una vez  una mujer que poseía una pasión tan ardiente que podía incendiar una ciudad entera. Era romántica, viva. Sin embargo, nadie estuvo a su lado para darle calor.
 El frío fue devorándola lentamente por dentro. Primero, la llama latente en su interior se consumió. Después se helaron sus huesos, impidiéndola salir de la cama. Finalmente, su sangre se volvió sólida como el hielo y su corazón dejó de latir.
Murió sola, mientras el gélido aliento de la madrugada acariciaba su rostro, sin que nadie llegara a conocer el calor que ella ansiaba compartir.


El sol caía en un estruendoso despliegue de rojos, anaranjados y amarillos… El hombre pensó que jamás había visto un atardecer tan bello.

– ¿O será -se dijo- que nunca levanto la vista al cielo?

La súbita aparición de una mariposa interrumpió su divagar. El hombre la miró y supo que aquel ejemplar era el más hermoso de todos cuantos había conocido. Una certeza irrumpió en el fluir de su pensamiento: sólo por ese día, que iba a ser el último de su vida, le había sido otorgado el don de conmoverse ante la belleza.

Ángel de tormenta



Querías volar. Se te antojó no ser mortal. Deseabas elevarte, como una diosa que trota en el cielo. Suspirabas por que el sol te irradiara la espalda y el viento acariciara tu cara. Preferías no hacer el camino con los pies descalzos, como uno más. Eso era indecente para ti. El día que te marchaste hubo augurios de tormenta. El cielo estaba gris y no pensaste en la caída. No recordabas el dolor.

Te cegaron los relámpagos y tú creíste que fue el sol.

Te envolvieron las nubes hasta que desapareciste.

Se rasgaron tus alas de terciopelo.

Caíste.






Duelo injusto en el género de la vida.
Sueño de momentos de aliento
bruma en medio de un silencio estelar.
Dignidad solapada
mentiras hechas de leyes.
Disfraces de impunidad que dividen y corrompen lo humano.
Veinticuatro horas me pregunto ¿cómo vive otra mujer
en la escena azarosa de su existencia?
Pasean miles de ideas errantes de imágenes cristalizadas en presencia
deseosas de abandonar sus propias razones
Busca mi alma
la luz que brilla tras las gafas del tirano.
Mi ser se arroja en un temple que acalora y rescata su olvido.
Reloj florido de arena.
Amanecer exaltado.
Sinuosa pasión.

¡Bosquejo y obra de ti... mujer!

Algo


Algo debe haber en algún lado. Algo tiene que haber ocurrido.
Ninguna escalera conduce a la arena, ningún tren parte de un andén vacío.
Algo milagroso ha despertado. Algo sigiloso se ha enfurecido.
Las calles, celosas, ignoran balcones. Sótanos en llamas apresan al frio.
Algo debe haber a estas horas, que la gente resbala sin motivo.
El sol enmascarado saquea las aves, el día perturbado repite un suspiro.
Algo debe haber….
Un hechizo
Una burla
Un engaño suelto
Una musa despechada

Un duende mal dormido.

Vestal


Como cristales de hielo que caen sobre la nieve, así se funde tu amor en mi corazón que duele. Que duele por el pecado de ser igual y diferente. Entre aquel páramo helado y los árboles sin hojas, así mi espíritu pena buscando tu alma que flota. Que flota entre nuestros ojos de almas atormentadas que se unen consoladas.En las veredas mojadas y ventanas empañadas, dibujo nuestras imagenes enlazadas cual vestales. Vestales de cuerpo vivo que se entrelazan bestiales.Porque tu eres lluvia ácida y yo eterna penumbra, así derrites mi cuerpo arrastrándolo a la tumba. La tumba de ardientes llamas que en nuestras piernas se inflaman.Dejemos correr el hielo sin dejar acomplejar aquella lava caliente de nuestro amor in.vernal

Preces


Que nada me aquiete, si no es tu cuerpo.

Que nada me duela, si no son tus penas.

Que nada sospeche, si decides irte.

Que nada me detenga, cuando quiera amarte.

Que nada respire, si no es tu pecho.

Que nada suceda cuando te contemplo.

Que nada me aleje, si no son tus alas

Que nada sobreviva, si alguna vez te pierdo.

Por amarte tanto he mordido el muro, me mira el pasado con ojos desiertos…

Por amarte tanto yo cruzo lo oscuro y sueño, puedo, renazco y tiemblo.

Armonía


La noche es un tango errante
que un desahuciado compuso.
Esos versos no se salvan,
llevan destierro en el pulso.

La noche es una estampida
de corazones confusos.
El secreto es su huésped
y el sentimiento, un intruso.

La noche es compañía
de solitarios sin rumbo.
La oscuridad los va guiando
hacia donde nace el mundo.

La noche tiembla despierta
y se enamora del dia.
El horizonte los une
y son salvaje armonía.


Obstinada y sumergida en el más oscuro silencio

Cambiantes letras que giran y se evaporan.

Mudas manchas inservibles, ajenas a todo sentir que apenas las roce.

Conmovida me encuentro, entre luces azules, apenas perceptibles,

Una lágrima cae pesada sobre la hoja en blanco… Iracunda sensatez.

Sin más



Si alguna vez te cruzas de nuevo en mi camino, y una media sonrisa ves que aparece en mi rostro…No te apartes, toma mi mano, y emprendamos juntos este peregrinar.

Alma noble, ten presente, que mis ojos solo se posan en vos

Y que toda una vida puede estar, de pronto, en el silencio que acusa nuestra mirada. Algunos lo llaman destino, como así también causalidad. Estamos destinados a ser, sin más…

“Al despertar”



Catastrófico es el despertar cuando andas perdido
entre ruinosas callejuelas de indiferencia
y angostas avenidas de olvidos
He aquí lo que queda de tu fantasmal reino
He aquí lo que inspira la ausencia de tus rezos

Nada…. nada…..No dejaré nada…
Sombras que se expanden, letras agónicas,
tortuosos caracoles secos, harapientos versos.
Por fin comprendí que existe un borrador
para el ayer… para el mañana…

Sin antifaces, ni maquillajes anclada a su pecho
Dibujando locas carreteras sobre su ardoroso vientre
Pronunciando versos de extraviadas miradas
Y la copa colmada de embriagante y azul elixir

Las lenguas se enredan en inquietos besos profundos
Murmuran balbuceos extraños de ritos dionisiacos
Los labios húmedos enajenados tragan las doradas mieles
Y las manos temblorosas estrujan la solemne rama

Enfebrecida dibujando, garabatos indescifrables de placer
Con los pies desnudos apuntando hacia los cielos
Cara a cara, enfrentada al placer de su aliento
Desnudando los miedos bajo el peso de su azul abrazo.


¿Qué secretos le susurra el viento a los árboles?

¿Qué pensamientos tiene la marea contra el río?

¿Qué suspira la brisa cuando pasa?

Siento como la tímida flor gime su pena

Bajo el tupido bosque;

Escucho el balanceo de las hojas que caen,

Inquietas y agradecidas, porque saben el secreto,

Conmovida la brisa exhala su nostalgia

Con el cambio de marea, se recuesta calladamente contra la tierra, casi sin huella…


SI TE ATREVES...


Ámame hasta que expire el alba,

arde en mi cuerpo febril de furcia

mientras mis labios claman por tus besos

mis límites y fronteras arden de deseo

por la pasión que enciende la llama

que palpita en mi alma sucia.



Subyuga mi voluntad al pulso de tu miembro

que mis gemidos sean la melodía de tu locura

quiero ser la esclava de tu cuerpo

cabalgar sobre las nubes en alto vuelo

quiero enloquecer al abrazo de tu sexo.

Inventa caricias que me roben la cordura.





Bebe del tesoro que mi vientre oculta,

humedece tus labios con la miel de mi rosa,

endulza tu lengua con cada caricia ávida a mi húmeda entrepierna,

sacia tu sed de amar en el lago de mi caverna,

penetra en la profundidad de mi fantasía acuosa

y tu sexo en el mío sepulta.


Soy


Me niego a preguntar lo que la razón aconseja.


Trato de encontrar mis estados más salvajes


para dejarlos fluir hasta sofocarme




Tengo la cabeza colmada… millones de imágenes,


se atropellan, me visten de negros mantos.


Son huecas, frías, inservibles.




Y siempre está el tonto que sin observar, critica con la falsa moralidad de su cerebro,


con la objetividad ciega de sus congeladas emociones


e indiferente se rasca la barriga.






Hoy puedo decir que conozco el infierno


Soy la novia de sus funestos vacíos,


la que escupe versos muertos en la plaza pública.


La vagabunda de sus paisajes ruinosos,


No hay castillos, ni espejos, ni jarrones dorados, solo colosales puertas y ventanas tapiadas, inmundas escaleras y sordos corredores.


Soy la que vaga entre circunferencias abiertas,


la condenada a morar en sus reinos sombríos.


Soy un sueño estacionado en un tiempo sin tiempo.


Un experimento de sus debilidades y flaquezas.


Una reina rota vestida de harapos clavada a mi silla.





Soy el perfume prohibido de mis falsos templos.


La antítesis de mis discursos, la dueña de sus egoísmos.


La espesa brea que corre por mis venas.


Mis senos frotan tu espalda danzante,

tu voz, escribe, con su guiño, un beso,

me sonríes besando mi cuello

nuestra profundidad de mujer

navegando en mares por nosotras conocidas


Aprietas mi cintura hundiéndome en tus mojadas playas,

encendiendo velas, despertando ganas

mis labios… espejo de tu sexo,

vientos me desorientan

Y ahí estas…

bella y jadeante…

En algún sitio

Otras veces cabalgando hacia tu muro,

soledad que me tiras de la brida,

seguidora incansable de mí huida,

vencedora en la lucha en que perduro.

Otra vez a mirar arena y cielo

en tu playa sin fin siempre desnuda,

bebiéndome el silencio que te nombra.

Otra vez como ayer perdido el vuelo

por el salto hacia atrás de miedo y duda,

seguida y seguidora de tu sombra.

Tres segundos y dos almas se alzan firmes,

cara a cara, silenciosas, dibujando intimidades,

hasta que la extensión de nuestras alas se quiebra,

lacerando cada recodo, quemando cada curva.

Piensa que, escalando alto, los ángeles nos contemplan;

deseando derramar una dorada, una perfecta melodía

sobre nuestro abismal y querido silencio.

Demoremos nuestros pasos por el mundo, amado mío;

huyendo del humor inestable de la humanidad

Hagamos juntos un sitio donde permanecer de pie,

donde la felicidad de las horas sea amarnos por un día,

rodeados por la Oscuridad como única compañía.

Y me volví una ciega

Para solo mirarte el alma

Para escuchar las melodías

Que entonaba el silencio




Para poder mirar la lluvia

Y la noche eterna de tus ojos




Y me volví una loca

Sin pasado o destino

Mi camino son tus delirios

Tu voz guía cada paso




Pulcritud del cielo celeste

Paraíso que me aguarda en tus brazos

Luceros azules en los manantiales

Le dan luz perpetua a mi gris ocaso




Déjame encontrarte

Entre la ensoñación

Y el pensamiento

Que rondan impacientes

Tu apacible recuerdo

He enloquecido

Sola, abstraída.

Empiezo a sentirte, como siempre, en la lejanía...


Y es ahí cuando más te amo,


cuando más te extraño,


cuando más ausente me invento


de tu vida, de tu cuerpo,


de lo que tanto anhelo en mi alma,


alma que se escapa de mí misma,


para tenerte en mil encuentros,


para no llorar más esta pena,


para no sufrir más esta mentira...






Y es ahí cuando me pregunto vacía


por qué tiene que ser así nuestra vida,


por qué me olvidaste si aún me añoras,


y en las estrellas me buscas e imploras


que te halle antes de que la noche venza,


y la nieve brote en la cima de tu camino


marcando un final que se demora,


mientras viajas hacia el error de nuevo,


triste burla que te roba de tu destino...





Sola, abstraída.


Y es ahí cuando más muero en mis miedos,


cuando menos vivo y menos quiero,


y del despertar siembro mis huellas,


huellas que te claman y te gritan,


y con tus silencios me complazco


al desnudarme de impaciencia






Dejarte ir para que alces tu vuelo


sentirte vivo, libre y bello en mi cielo,


para ser amor aunque no lo sepas


ser yo oculta en tu alma y completa,


postergada por tu pasado y tu mente,


deseando que me presientas pronto,


dentro de ti soy, existo y me esperas,


Más no me ves, ni me tocas,


soy un sueño intangible y sordo.





Sola, abstraída.
(…)

Lagrimas llenas de inquietudes, para callar los recuerdos de un pasado que quema el corazón de sólo evocarlo
Una luna que se llena de amor, deslumbrada por mil estrellas que se encienden de deseo, en una fugaz noche de ardiente pasión.

Historias de pasión recorren mi imaginación en los sueños inconfesables de noches solitarias y huérfanas de amor.
No se puede vivir amando de rodillas, le dijo con lágrimas contenidas. La puerta se cerró y nunca más se abrió.
Años de dolor le costó comprender el amor.

Siglos de soledad le esperan hasta la próxima lección.
Una carta de amor descansa en un cajón, mojada por una lágrima que destiñe el sueño de lo que pudo ser y no fue.
Sueños en blanco y negro, de una pasión que me dejó marcas en la piel. Tatuajes de una historia de amor que no olvidé.
Frases de amor en los labios. Poesías susurradas al oído. Caricias que erizan la piel. Pasiones que abrazan el alma.

Besos que tiñen olvido. Caricias que buscan el amor que se ha descuidado. Lágrimas que no disimulan lo que se ha perdido.

Sintió enloquecer su corazón cuando lo vio parado ahí, pero no supo que decir y ese segundo de amor se desvaneció.

...y entonces llega el ocaso
La noche bebe el llanto como un pañuelo negro.
Se ilumina mi alma y se templa mi cuerpo.
Y las manos, mis manos colmadas de destinos
secretos y alhajadas de anillos de misterio...
Hay manos que nacieron con guantes de caricia;
manos en que se siente un puñal nunca visto,
manos recurrentes en mis extraños sueños...
Con tristeza de alma,
se doblegan los cuerpos
sin velos, vestidos de deseo.
Mis ojeras y esta extraña palidez que logre sin saberlo,
escrutan la distracción de tus ojos, que ya no ven como yo quiero
mi pena enlutará la alcoba lentamente,
y estrecharé tu sombra hasta apagar mi cuerpo,
Y en el silencio ahondado de tiniebla,
y en la tiniebla ahondada de silencio,
nos velará llorando, llorando hasta morirse
nuestro error y el destino incierto-

No todos los días son normales



El viento frío de la mañana traspasaba los cristales empañados, la luz blanca del día nublado, le obligaba a abrir los ojos, recordándole la soledad y que se le hacía tarde para ir al trabajo, otro día de tediosa rutina se vislumbraba.
Elena se sentó flojamente sobre la cama, se levanto y comenzó su día. Encendió su televisor mientras preparaba algo para desayunar, en las noticias muerte, corrupción y desastre, habitual del día a día. No presto mucha atención a lo que decían, respecto a la desaparición de jovencitas, que había aumentado en los últimos meses, apago el televisor, cuando se acabó de duchar y se dispuso a salir a toda prisa.
El día laboral se extendió y tuvo que quedarse hasta tarde a terminar unos pendientes, cuando salió de la oficina las calles estaban casi desiertas, ya muy pocos transeúntes se veían por la avenida, descendió por la escalera y abordo el metro. Se sentó, se acomodo los audífonos y se dispuso a leer un libro.
En la estación siguiente cuando el vagón se detuvo, abordaron dos tipos, vestidos de negro, y estos traían consigo lo que parecía ser una muñeca sexual, vaya cosas que se ven a estas horas, pensó Elena; quien volvió la mirada hacia su libro sin prestar más atención a la escena que se desarrollaba en frente, sin embargo comenzó a sentirse incomoda, y dirigió la mirada una vez más hacia los extraños, notó que uno de ellos la miraba fijamente sonriendo de manera que le parecía poco usual, le dio muy mala espina.
Cuando un sujeto que vino de la parte trasera del vagón se acerco a ella y le susurró al oído, si quieres seguir con vida, baja conmigo en la siguiente estación, escuchar estas palabras le heló la sangre, erizó la piel y provocó un nudo en la garganta, que no tuvo más que seguir las indicaciones de este sujeto y ambos descendieron del metro.
Cuando bajaron, Elena miro sorprendida al tipo que la acompañaba y que tan solo hace un instante le acababa de amenazar, el sonrió y dijo –Perdón si te he abordado de esa manera, mi nombre es Martín, soy un investigador policiaco, y trabajo en un caso, sigo el rastro de las misteriosas desapariciones de varias jóvenes en los últimos meses que han incrementado estos días, y parece que los tipos que estaban con nosotros en el vagón están demasiado involucrados, y me temo señorita que te han elegido-, ¿cómo que me han elegido? pregunto Elena; créeme, esas personas no miran con detenimiento a nadie al azar, al encontrarte, creo que han encontrado a su siguiente creación, ahora es mejor ponerte a salvo y ambos salieron de la estación hacia las calles.
Elena era una chica nerviosa, las palabras de Martin la pusieron alerta. Martin la invito a subir a su auto, dime donde vives, te llevaré a casa, bien, subieron y comenzó a narrar –Es inquietante lo que los humanos son capaces de hacer a sus semejantes, en tantos años de carrera, me ha tocado presenciar cosas retorcidas, sin embargo esto, me parece tan mórbido y asqueroso, quiero terminar cuanto antes este caso, si puedo ponerte a salvo será un gran avance. Las pistas que hemos seguido respecto a los crímenes de estas personas, nos llevaron a descubrir que se trata de una red de tratantes de blancas, lo aterrador de esto Elena, es que no es una red cualquiera, estos malditos, modifican a sus víctimas a modo de que las jovencitas que han secuestrado, las convierten en muñecas sexuales vivientes, si te lo preguntas ahora mismo, estás en lo correcto, la aparente muñeca que llevaban esos tipos, era en realidad, una joven, que al parecer aún estaba con vida. Ellos negocian con ellas, las venden y las demandas van en aumento, es importante detenerlos cuanto antes.
Elena sintió un vuelco en el corazón, y entonces cuando llegaron a donde ella vivía Martin la miro fijamente necesito de tu ayuda, estoy seguro de que no tardarán en buscarte, pero tranquila, no voy a dejarte sola, estaré vigilando toda la noche, sin embargo necesito que me guíes hasta ellos Elena salió del auto, estaba aterrada y al parecer sola, no tenía más que acatar las órdenes de Martin, no podía llamar a la policía, aún no ocurría nada, y cuando ocurriera iba a estar sola y sin poder defenderse, le quedaba confiar en él, entró a la casa e intento dormir.
Eran cerca de las 3:35 a.m. cuando escuchó uno de los cristales de alguna ventana romperse, se paro descalza, intentando no hacer ruido, salió de su habitación ¡que se joda ese policía! Pensó, yo me largo y quiso correr hasta la puerta, cuando sintió un ardor inmenso en la nuca, y un dolor intenso en la cabeza, y cayó al suelo.
Despertó en una habitación obscura, apenas iluminada por tenue luz roja, la mesa era fría, rígida, era una plancha de metal, con manchas que ignoraba que eran, cinturones de cuero sujetándola de muñecas y pies, miro a su alrededor, de la pared mascaras de caucho, manos, piernas, senos, pelucas, intento librarse, tres hombres entraron a la habitación, hola muñeca, saludo uno de ellos , no te preocupes todo estará bien, entonces escucho un grito horrido, giro la cabeza hacia arriba, y miró cómo a una joven le ponían una de las mascaras que había mirado, y cubrían el resto de su piel con un liquido blanco que al parecer estaba algo caliente, olía un poco a piel quemada, le inyectaron una sustancia y al poco tiempo la joven se quedo callada, inmóvil –Otra muñeca para la colección- celebro un viejo. Elena comenzó a gritar y a forcejear frenéticamente.
La puerta de la habitación se abrió, un escuadrón de las fuerzas especiales entro, Martin se acerco a Elena y le dijo: tranquila, has hecho un buen trabajo al fin estos cerdos se pudrirán en la cárcel

Mea culpa

Esta sombría manía de vivir,
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra Laura no lo niegues.
Hoy te miraste en el espejo
y te fue triste estabas sola
la luz rugía el aire cantaba
pero el  no volvió.
Oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
basta  de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú
te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!
Tranquila Laura,
esto también pasara.

Cierra  tus labios, necio,
No gires hacia mí tu rostro;
La furia del cielo te derribará,
Entonces mi boca será tuya.

Borra tu sombra de mi camino,
Y no derroches vanas plegarias;
El salvaje viento puede insinuar tu canto,
Más nunca rogaré que te quedes.

Llévate lejos esos falsos ojos oscuros,
No los demores sobre mi rostro;
Te amé con gran amor, y ahora un gran odio,
Lúgubremente, se sienta en su lugar.


Pensamientos en días de lluvia



El tiempo cura las heridas dicen, las del cuerpo, las del alma, las heridas en la mente y las heridas en el espíritu, pero es mentira,  lo sé bien yo que aun respiro por cada herida añeja, y recuerdo el dolor como el primer día en que nació cada una de ellas.
Pero me duelen más las que me recuerdan a ti, me duelen más las heridas que tú mismo dejaste en mi alma, en mi piel, en cada recuerdo que infecta mi mente, dicen que el tiempo cura las heridas, pero es mentira, pues ya pasaron años desde que me dejaste con una herida mortal en el corazón, que apenas late ya su desdicha.
Decían que el tiempo curaría las heridas, todas ellas, pero mintieron, solo la venganza cura las heridas, solo la retribución cierra las heridas que sobreviven los años, las que no son alcanzadas por el olvido, las que no son enterradas por los escombros de un mundo destruido por el dolor.
Dicen que el cuerpo cura las heridas del alma, del cuerpo, de mi mente, pero aun te recuerdo como ayer, y aun siento el dolor en cada recuerdo, en el corazón, en lo más recondito de mi alma ansiosa de encontrar la muerte para sentir alivio de tu recuerdo, del dolor constante, de esta agonía que carcome mi mente y ahoga mi alma con ese sentimiento.
Solo la venganza alivia el dolor, y solo la retribución trae alivio, vomitando el veneno infectado por esquirlas de metal oxidado que rasgan cada centímetro de la garganta al salir, solo así expresa la voz su profundo dolor, vomitando la oscuridad anidada en el alma, exprimiendo cada gota de odio y rencor en el corazón, solo así se curan las heridas del alma, del corazón, de la mente, solo así sana el corazón y encuentra el olvido que alivia el dolor para siempre.
Solo así encontré el alivio y el olvido que buscaba, lo que el tiempo no me dio, solo así sano mi alma, mi mente, mi corazón, solo así te olvide. El tiempo no cura las heridas, solo entregarse al dolor y rendirse por completo al rencor y al odio exprimiendo hasta la última gota de veneno en mí ser en un grito desesperado.
Vomite cada esquirla retorcida y oxidada de rencor por mi garganta cansada de llorar, y el odio se expresó con oscuras palabras, exprimí cada gota de dolor en una sola exhalación hasta quedar exhausta en el suelo, desgaste mis puños en el suelo y mis ojos lloraron sangre y mi alma sano, sacudiéndose la vieja piel, rompiendo esa vieja piel como una crisálida seca y muerta, emergiendo una piel nueva, una piel del color de fuego, llena de vida, con ganas de cruzar el cielo sin atadura alguna.

Así cure mis heridas que se hundieron en el olvido, ahora respiro aire libre, ahora respiro libertad, ya no recuerdo el suelo porque mis alas no se cansan de volar, ya no recuerdo el dolor, mi piel no tiene heridas, mi piel es como el fuego que brilla más con el viento, más fuerte fulgura y más fuerte es su calor con el viento. Mi nueva piel solo siente caricias, la caricia de la libertad, del viento, del sol, del ayer, no queda ni el recuerdo.
Déjame, sincerarme
No sé cuál es el camino a tu corazón
Pero déjame buscarlo
Seguiré tu olor
El río de tu llanto
Las huellas de tus pasos,
Tratare de escuchar tu canción
No pongas barricadas, ni cierres las entradas
Que si logro llegar…
Sabré esperar…

Hasta que me abras

Extraño



Haz venido lentamente a despertar mis sueños, en el silencio, donde habita la verdad.
Sin ganas de levantarme, miro tu lado en nuestra cama y no estas.
Abrazo la almohada, me hago pequeñita, me envuelvo en sollozos…
Esta soledad pesa, pero tu compañía era una lamentable agonía, destrozando poco a poco mi cuerpo, mente y sentir.
No fue mi culpa, yo esa noche te lo advertí. Y te dio igual.
Ahora puedo imaginar miles de lugares donde puedes estar…
Si tu empeño en aferrarte permitiera, que estuvieras conmigo por más tiempo, 
Pensaría que el amarte es la manera
Mas ya no perteneces, no eres,
Solo queda lo que fuiste, que no es poco .

Perpetuo



Tan remoto como el día de morir
Más alejado que el primer recuerdo olvidado
Así de lejano está el día en que quizás piense, en quererte un poco menos.
Más pequeño que un punto en mi papel en blanco…
Y más pequeño que la más pequeña peca de tu espalda,
Así de pequeño es el instante en que piense mi alma
En quererte un poco menos de lo que te quiero
Y tan inmenso como el universo
Como la lista de las listas de las cosas que hay en este mundo
Tan pequeña como mi mano acariciando tu espalda
Y sin saberlo, acaricia las fibras que llevan mi amor a lo más profundo de tu alma.
Así de grande es este amor que sembraste en Barcelona aquella tarde.
Cultivaste con paciencia a mi lado y velas cada noche desde tu almohada
Pensaré que no es en serio, te iras acercando a mi corazón lentamente
Tal vez te sueñe y sabré que ya te has quedado dentro.
Pensaré en un futuro...juntos y seguro apostarás más de lo que espere.
Harás que te necesite y sin tenerte... moriré si no te sigo
Y entonces te marcharas, como el humo que escapa de mi boca
Desesperada te buscare por los recodos del camino; Entre el fuego que sofoca, en los cuadros del olvido la pena que me toca
Pero si me esperas o si tú vuelves, indicio preciso que aún me quieres
Escribiré los más hermosos versos que aún no se han escrito.
Serás tú a quien entregue mi alma, a quien entregue mi espíritu.
Una vez más daré por sentado que nunca es en vano lo sufrido

La otra orilla


Recostada en el silencio de esta oscura habitación, esta vez no pensaré en la profundidad de tus ojos,
Este día no dedicaré minutos al recuerdo de tus manos en las mías,
Prohibiré a mi mente el pensamiento de tu rostro,
dibujando una sonrisa mientras bajas la mirada.

Sentada a la orilla de mi cama,
misma hora en que el insomnio llega puntual a tu recuerdo,
pero esta madrugada tiene un tono diferente,
hoy evitaré recordar aquella melodía que se encierra en tus palabras,
el sonido de tu voz que se cuela en mi cabeza,
las miradas que confortan al compás de una caricia.
Aunque esta noche es igual de oscura que las otras, no pensaré más en los instantes que tus besos de apoderan de mi vida. Dejaré que el corazón descanse de la angustia del recuerdo, mientras en cada palpitar construye otra poesía.
Es que hoy no necesito recordarte nuevamente,
esta noche tan oscura finalmente brilla la fortuna,
de este amor que da tregua al pensamiento,
esta noche de caricias y ternura,

eres tu quien me espera en la otra orilla.

Contar conmigo.



Contame tus delirios con mundos lejanos
Y de la muralla que separan tus deseos de mi destino
marca el camino para encontrarlo
Y prestame tu luz para seguirlo

Contame  si aún sigue en pie nuestra ofrenda
Cuando después de diez canciones,
Juramos ante nosotros pues no había nada más que valiera
Que pase lo que pase, no dejaríamos que el mundo nos envolviera

Creo que subestimamos al enemigo
Pero a pesar de los años y no sé si por nosotros o por favor divino
Aún no hemos ganado, pero tampoco hemos perdido
Y quiero que sepas que siempre podrás contar conmigo.


No soy tu esclava, no me pierdo en ti,
Nunca me pierdo, aunque mi alma ansía
Perderme como la llama en el mediodía,
Perderme como la nieve en el mar.

Estas ausente, y aún te veo
Como un espíritu hermoso y brillante,
Sin embargo soy yo quien inconstante
Anhela perderse como una luz en la luz.

Arrójame profundo en mi sentimiento,
Apaga mis sentidos, déjame sorda y ciega,
Arrastrada por la tempestad de tu amor

Soy una hoja en la premura del viento.

Sesgando la fantasía



Destellos de luz provienen de todas partes,
pero no puedo ver mi sombra.
Espero algo que me haga reaccionar y salir de este silencio que ensordece.
Intento hablar, mi lengua adormecida y mi boca pastosa,
no logro pronunciar palabra alguna. Es una cruel censura.
Y con la misma poesía que escribí este llanto 
En la censura, apareció la asfixiante narrativa
Única salida para describir el humillante ardor del vacío sin final.

Pues mi mano, en un acto de defensa, intentó sujetar los latidos del corazón. Crecían y crecían, sonaban y sonaban, se aceleraban y aceleraban pues sentía que llegaba la guadaña del destino. Cerré los ojos mientras movía mi cuerpo en un retorcido dolor para intentar escapar. Pero el sudor y unos pequeños llantos de asfixia me devolvieron a la realidad. "No había final porque el fin acababa de llegar".
Cuando la luz se tiñó de oscuridad un sonido me sobresaltó. Como si escapara hacia una nueva irrealidad. Mi cuerpo, entumecido por un frio sudor, se levantó bruscamente mientras gritaba de terror. Mi respiración acelerada se fundió con una visión borrosa buscando una salida. Necesité unos segundos que fueron interminables para reconocer una ventana y un mueble con un teléfono que sonaba sin cesar. 
La mitad de mi cuerpo volvió a caer sobre la cama mientras unas manos aliviadas se posaban en mi frente. Mis latidos se convirtieron en suspiros que salían de los labios que antes gritaban. Lentamente volví a tener paz dentro de ese cuerpo maltrecho y untado en sudor. Finalmente mis ojos se cerraron aliviados ante la nueva realidad. Acababa de despertar.

Tres puntos



Soy ese suspiro que no quieres oír.
La corriente en la que quieres nadar.
La alegría en tu suave recordar. 
Soy el sentir donde te refugias, del cual huyes,
Errante te mezclas entre el mar de tormentas,
sin atreverte a cruzar

Soy el fénix que renace,
que siente y vuela por donde caminas,
aunque no reconozcas mi aletear.
Y el silencio…
Solo encierra una verdad reflejada en tu mirar,
Y Surge una promesa ante el ocaso,
el de renacer con un sublime despertar

Darse cuenta



Sé que no soy la misma del sábado pasado
Ni soy la que mañana lunes irá a trabajar,
porque abandonamos las mudas de la piel
como quien se desnuda de sus prendas más íntimas
y echa a la ropa sucia aquel que fue.
Y en un montón de trapos, a punto de lavar,
vemos, con mucha pena,
un pañal de la infancia,
el uniforme inevitable de colegial,
la vestimenta rancia
con la que se nos hizo comulgar.
También con pena vemos
el vestido inocente con que estrenamos
nuestro primer amor,
la ropa del domingo
y la de fiesta el sábado.
Recordamos el día que estrenamos,
ilusionados en nuestra madurez,
ropaje de adulta
que nos hizo tan femeninas e impuras
frente al mundo por conquistar,
para afrontar la vida que nos tocó vivir.
Y al final, el blanco sudario

Mi poesia


A veces me viene el  entusiasmo
y vuelve la emoción de escribir poesía
igual que si tuviera ahora veinte años,
y prisa por comerme el mundo.
Pero ya no es lo mismo
porque me cuesta tanto pelear cada noche
contra el papel vacío,
mendigar una palabra que signifique algo
diferente al cansancio o al escepticismo
que alimentan mi vida.

El peor de estos días peores
será cuando acabe atrapada por una telaraña
que crece entre mis libros
regada, en mitad de una selva de letras,
por el polvo del tiempo gastado.
También los poemas son a veces
como un monstruo que me traga
que me devora viva
y mañana será domingo, por ejemplo,
y seguiré escribiendo estas u otras cosas
que es como decir
continuaré soportando esta existencia
la única quizás,
más flaca que nunca
y tan desconsolada como de costumbre,
mientras recuerdo que Borges llegó a decir
en insolente argentino
que dejar de escribir un solo día
era pecar contra el Espíritu Santo.

Luego queda ese regusto amargo
por saber si este baile con la poesía
vale para algo, porque el zapatero
piensa en lo bien que caminan sus zapatos,
y el albañil seguro de su oficio
sabe que los techos de su casa
no dan agua y refugian del frío,
pero estos versos míos tan raquíticos, tan blandos,
¿A quién dan de comer? y ¿a quién calientan

en sus peores ratos?

Sigo con inquietudes



Hace mucho tiempo tomaba una clase en la facultad sobre violencia en la literatura.
Entre las teorías que manejaba mi profesora había una que respaldaba todo el curso.
La teoría provenía de Elizondo, un escritor mexicano que decía (parafraseándolo): que la violencia es la irrupción repentina sobre algo lineal.
 Es decir una ruptura sorprendente, para Elizondo la violencia no estaba ligada a esta concatenación sentimientos mal intencionados e iracundos, sino a la alteración de orden y normatividad.
Cuando recuerdo esta teoría pienso que Elizondo estaba enfocado, de algún modo, a la frialdad y vacío del humano, que hoy en día está tan de moda. Para mi suele ser un pensamiento de salvación, algo que me permite interrumpir este hastío por la vida que a veces siento. No quiero decir que la violencia insana sea mi pro de vida: el matar, robar, hostigar etc. Sino la violencia ligada a la creación.
Veo a la creación como el llanto de un niño recién nacido: cuando los niños nacen se crean una especie de silencio que permite que se capte a plenitud su primer berrido en el mundo. Así, el nuevo ser marca su estancia rompiendo con la armonía, y al mismo tiempo da su primer aliento. Un aliento de esperanza.

En definitiva cada vez que deseo violentar mi entorno dejo de pensar en la televisión y las páginas sociales y me pongo a escribir. La escritura es el aliento que me hace existir.