Solo mi mente y mis pensamientos absurdos me llevan a sacudir alteraciones ¿normales?Era tan
horrible no podía creer lo que había hecho, nunca pensé que me atrevería, pero
lo hice y tenia una sensación de euforia y alegría entremezcladas... Todo
comenzó cuando lo conocí; aquella noche me sentía fuera de lugar y alguien del
grupo me llamo para presentarme a alguien; yo me acerque con pocas ganas no
quería conocer a nadie en aquel momento pero según mi buena amiga tenia que
conocer mas gente para animarme un poco, desde que termino mi ultima relación
no levantaba cabeza. - Laura
este es Guille dijo mi amiga mientras sonreía; Guille me miro y yo me quede
fascinada mirando sus intensos ojos verdes, nos saludamos con dos besos y él al
igual que yo parecía que no-tenia muchas ganas de conocer a nadie pero supongo
que se quedo a conversar conmigo por no hacerle un feo a nuestra amiga que
después de presentarnos desapareció –“ para que os valláis conociendo”- dijo.
Al principio no hablamos mucho las típicas preguntas, ¿ a qué te dese vayan
conociendo.
Que edad tenes? Era todo normal hasta que Guille se acerco a
mi oído sonriente y me dijo: - Yo creo que nos quieren liar! Yo me reí y asentí
con la cabeza, estuvimos toda la noche juntos pero no hablamos mas que de
libros, el tiempo y cosas superficiales, yo no sabia de que hablar y él parecía
estar aburrido. Me excuse rápido con mis amigos y desaparecí; no volví a verlo
hasta casi tres semanas después, pero durante ese tiempo parece que se metió en
mi subconsciente ya que muchas noches soñaba con él; no le di importancia hasta
aquella mañana en que una voz detrás de mí dijo - ¿Laura ?- yo me di la vuelta
y allí estaba él con esos ojos verdes penetrantes, - ¡ Hey! Hola ¿ Cómo estas?-
le pregunte mirándolo fijamente, me alegro saber que se acordaba de mi nombre,
me comento que estaba de compras y después de un par de minutos me invito a
tomar un café a lo cual acepte sin titubear; fuimos a una cafetería cercana y
pasamos toda la tarde hablando de nuestros gustos sobre música, ropa, cine...
yo lo miraba hipnotizada y él me pregunto. - ¿
En que pensas? - En que tenes
unos ojos preciosos; conteste El se puso colorado y yo no conseguía entender
como le había dicho aquello. Después de aquella tarde empezamos a llamarnos
todos los días, a veces tan solo para hablar de tonterías, pero yo no podía
aguantar ni un solo día sin escuchar su voz: poco a poco me fui enamorando pero
no quería decírselo todavía, quería esperar al momento perfecto. Durante los
siguientes meses conoció a mi familia y a todos les encanto, sobre todo a mi
hermano con el que quedaba de vez en cuando para irse de copas y ver el fútbol,
esas cosas que suelen hacer los hombres de vez en cuando.
Lo tenia todo preparado, velas champagne, fresas y había
encontrado el lugar perfecto una playa donde nadie podría molestarnos era ideal
para declararme, además sabia que él sentía algo por mí me lo demostraba
siempre con sus abrazos y sus besos inocentes en los labios, nunca me había
besado de verdad porque era muy vergonzoso sus besos eran puros un pequeño pico
en los labios cuando nos veíamos y cuando estaba feliz. Me acerque al teléfono
para llamarlo y bueno quería darle una sorpresa así que planeaba como iba a
invitarlo esa noche a cenar mientras marcaba él numero. -¿ Dígame? ; se escucho
al otro lado del teléfono, no era su voz así que asustada pensando que talvez
tuviera novia pregunte por él, la voz me pregunto si era Laura, yo titubeando
conteste que si a lo cual me explico que era su madre y que había salido con no
se que quien a tomar algo, así que aliviada de saber que no había nadie mas en
su vida le pedí a su madre que me llamara cuando llegara. Estuve horas pegada
al teléfono esperando que sonara y por fin llamo. - ¿ Si? - Laura, soy
Guille, oye tengo que hablar contigo te paso a buscar en media hora; ¿ vale? Conteste afirmando, en
ese momento supe que se me iba a declarar que me diría que me quería y que me
besaría. Me llevo a la playa, y estuvimos paseando no importo el dinero que me
había gastado en la fresa y el champagne al fin y al cabo todo era perfecto los
dos paseando por la playa, de repente el se paro me abrazo y me dijo: - ¿ Sabes?- yo esperaba su “ te quiero”
ansiosa - Dime; conteste, Él
me miro sonriendo - Tu hermano
Sergio me ha pedido salir y... él me abrazo sonriente y siguió hablando, - yo
le he dicho que sí y luego me a besado-; Me quede sin palabras, todo mi mundo
se derrumbo en aquel momento Guille seguía hablando mientras me abrazaba pero
yo no escuchaba nada de lo que me decía, solo podía pensar que mi hermano había
besado sus labios, unos labios que me pertenecían, la rabia hizo que empezara a
temblar... así que me llevo a casa pensando que tenia frió. Me metí en mi
habitación sin poder asimilar lo que había pasado, mis padres habían salido de
fin de semana y mi hermano no tardaría en llegar; no sabia que le iba a decir
talvez - ¡ Enhorabuena! Me has quitado al hombre de mi vida-; lo mejor seria no
decir nada dejar que el tiempo pasara, me quede en la cama dormida hasta que
escuche la puerta de casa ese debía ser Sergio, me levante para saludarlo. Salí
de la habitación y fui hasta el salón allí estaba mi hermano viendo la tele y
sentado en el sofá - Hola nena me dijo; así era como me llamaba siempre - Hola Sergio; ni siquiera lo mire a los ojos - No sabia que estabas en casa; me dijo
sonriendo; - ¿Té a contado Guille que... que estamos saliendo?, seguro que si
te lo ha contado , el sonreía mientras miraba la tele yo me acerque por detrás
en mis manos llevaba el machete que mi padre me había regalado hacia años ni si
quiera se porque lo llevaba en las manos ni porque mi hermano no lo vio, solo
recuerdo que me acerque por la espalda le toque el hombro, mi hermano sonreía y
agacho la cabeza para que yo le acariciara el pelo; lo acaricie levante el
cuchillo y lo pase con fuerza de izquierda a derecha de su cuello la sangre
salía a borbotones Sergio intentaba hablar pero no podía yo me di la vuelta
para mirarlo y le aseste dos puñaladas una en el pecho y otra en el estomago.
Allí me quede de pie mirando como la sangre corría por el sofá hasta llegar al
suelo Ni si quiera recuerdo cuando llegaron mis padres; ni escuche los gritos
que debía dar mi madre, no recuerdo cuando llego la policía ni cuando me
quitaron el cuchillo solo recuerdo sus ojos verdes penetrantes.
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