Más que en sus cuerpos, en sus miradas, se reflejan sus
pensares, donde mudas sus voces, permanecen inquietas en el interior del alma
En el mundo de arriba, tan distante a este, pecan unos y otros,
sus voces gritan la suerte que no les es correspondida, desde alto caen en
picado, cruzando el mar azul de blancas olas deformes, las cuales no se interponen en su descenso,
mar azul brinda un rojo sangre, a quienes pierden sus alas.
Y estos creen poder despertar de la pesadilla que ahora les
abraza, las gotas de dolor.
Poco a poco bañan las blancas alas de quienes aún mantienen
el vuelo, semejantes vistas volverán
de nuevo en la noche, donde solo unos pocos despertaran con
los recuerdos de quienes no
regresaron de la pesadilla, que aun puebla los cielos.
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