Desordenados y atónitos, la sangre aún se puede regar de
aquellos que te hicieron mendigar. Vístete de gala y excita las llamas. Siéntate
en el trono y viaja en el desprecio. ¡Ya nunca verás otra alborada!
Deslumbrante ser, perecerás en las tinieblas. ¡Adelántate y cierra la puerta! Porque
la horrible multitud ríe. Ya que gracias a ti, la sonrisa ha muerto.
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