Él estaba sentado frente a ella, un bolso a su lado definía
su partida.
¡Por mis muertos te juro que no te engañe! Grito
En el sofá vio a su abuela tejiendo, con una sonrisa le
dijo- decile la verdad.
En el pasillo vio a su padre con el rostro desfigurado al
grito de – ¡esa es mi niña!
Temblorosa comenzó a llorar, no entendía nada, una voz le susurró
al oído – das asco, no vales la pena.
¡Por favor, por favor! Su llanto era desesperado,
aturdida salió corriendo a la calle, de
pronto sintió unos brazos que le rodeaban la cintura, quedo inmóvil
_ tranquila, mi amor, te creo
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