Angustia

Recostada en la cama, la pereza invadía su cuerpo…la delicada mano que acariciaba su espalda se transformó, de golpe, en un temblor glaciar que le recorrió el cuerpo. No atinó a darse vuelta.
Prefería la siempre traicionera paz de la ignorancia.
La absurda certeza de estar sola en esa desconocida casa, era lo único que la mantenía con vida.
El aliento se le escapaba en pequeños sonidos. Sudor, pánico, terror. Si giraba la cabeza se sabía perdida.
Mejor esperar lo inevitable con el corazón en lágrimas y la vista tan temblorosa fija en su almohada
Sólo entonces se opuso a la verdad. Giró lentamente la cabeza y descubrió,

Con el terror de una presa, su reflejo solitario, en un viejo espejo.

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