El cura

En un pueblo pequeño, se encontraba un rústico bar, el cual estaba ubicado a un lado de la carretera, donde muchos camioneros, mujeres y hombres del mal vivir, se reunían para beber, emborracharse, drogarse, era un antro al que ninguna persona decente jamás entraría.

El dueño de este lugar era un tipo, por supuesto, de igual calaña, un ex convicto que estuvo encarcelado por asesinato, y que tuvo el descaro de enamorar a una mujer, y robarle para tener dinero y crear este lugar, su nombre era Javier

Una noche, cuando el bar estaba lleno de toda clase de basura humana, haciendo lo que mejor saben hacer, Javier atendía el bar, se sintió un cambio en el ambiente, algo muy extraño, difícil de explicar para todos


Javier y los demás que allí estaban, giraron su mirada hacia la puerta del bar, y allí estaba parado un hombre, al cual por la oscuridad de la noche, solo se le veía la silueta, sin embargo, un pequeño temblor sacudió todo el bar, y el hombre entro.

Para sorpresa de todos, que se habían quedado inmóviles al sentir esa presencia, resulto ser un cura que estaba entrando a ese bar de mala muerte, lleno de peligrosos sujetos y prostitutas, todos se quedaron impresionados, y algunos hasta soltaron algunas risas, diciendo cosas como: “Vaya, que viene a hacer aquí curita, quiere beber con nosotros?”…” ¿Acaso se le acabo el vino de la misa?”, pero el cura camino directamente hasta la barra, donde estaba un Javier extrañado de verlo:

-Cura, ¿qué rayos hace en este lugar, acaso nos viene a reconducir por el camino correcto?..jaja

-Buenas noches hijo, solo pasaba por aquí, estoy algo cansado y mi auto se averió, pero veo que tal vez si necesites algún consejo, veo que tú y tus clientes están algo descarrilados.

-Mire padre, yo no creo en ninguna de sus creencias, no creo en una vida después de la muerte, y el infierno y los demonios, somos nosotros mismos, y créame, aquí los hay, mire a su alrededor, aquí mis clientes se drogan, beben, están las prostitutas, somos felices, si no va a beber nada, no me moleste, todo el mundo lo mira, no es bienvenido aquí, así que….

-Lo siento hijo, no quise molestarte, dame una cerveza baja en alcohol, y déjame contarte algo, ¿no le negaras a escuchar las historias de un cliente verdad?

-¡Ja! claro que no padre, si consume mi mercancía, yo lo escucho

- Puede que no creas lo que te contare, pero es la verdad, yo he practicado exorcismos, he visto como seres infernales perturban la vida de las personas, las cambian, y las vuelven malvadas, y es muy real, veo jovencitas y jovencitos, vomitar sangre, tornar sus ojos negros, o blancos, sacar fuerzas como para hacer volar a hombres adultos por los aires, cuando apenas son niños de 12 años, todo esto sucede cuando alguien está poseído por algún demonio….

-Vamos padre, esas tonterías no me las creo yo, jaja, pero siga, me entretiene la noche…

El cura, miraba fijamente a Javier, con un semblante serio, pero por momentos también sonreía, así que continuo con su relato.

-Sabes hijo, se sabe que llegara el tiempo, en que el anticristo se levantara, caminara entre las personas, obrara muchos milagros que todos creerán, será como un lobo disfrazado de oveja, tendrá muchos seguidores, y engañara a toda la humanidad, solo los que mantengan su fe, podrán detectarlo, los demás como tú, y los que están aquí, jamás podrán hacerlo, porque ya están perdidos, aunque pueden salvarse, tu deseas hacerlo?…deseas salvarte tú y estas personas?

-¡Jajaja!, ¿salvarme?…mire curita ya lo escuche, y ya me aburrió, así que mejor lárguese de mi bar, o le diré a todos aquí que lo saquen, no crea que porque es un cura no lo haremos, ya le dije que no creo en nada de lo que dice, no me interesa.

El rostro del padre cambio, y su sonrisa se notaba mas ahora, algo lo alegraba a pesar de todo y de las groserías de Javier.

-Está bien me voy, solo déjame decirte una última cosa, la maldad existe, y uno de los mayores logros que tienen los demonios, es hacerte creer que ellos no existen, hacer que no creas en ellos, pero ellos si creen en ti, YO CREO EN TI, y puedo ver los demonios que están dentro de todos ustedes, ustedes son mi rebaño, gracias a ustedes, es que yo por fin he llegado.

-De que rayos habla padre…ya no lo soporto...

Javier tomo al padre por el cuello, pero con solo mirarlo a los ojos, su mano perdió fuerza, se fue girando hacia él, y el mismo se tomó del cuello, ahorcándose, era como si no pudiera tocar al cura, el ruido alerto a los demás clientes del asqueroso bar, que sacaron navajas y armas como por instinto, pero el cura los miro, con unos ojos negros aterradores, su piel parecía caerse y tomar otra forma, todos entraron en una especie de trance, y en vez de acercarse al padre, se empezaron a asesinar entre ellos, era como si estuvieran poseídos, se degollaban, se apuñalaban, mujeres y hombres, todo era un caos, gritos, y rugidos como si fueran animales, Javier que logro recuperarse, estaba casi sin aliento, pero pregunto al padre:

-¿Quién es usted?…que nos ha hecho…

-Yo no te he hecho nada, ustedes son mi pueblo, solo me los estoy llevando para que estén a mi lado, tú siempre has sido especial para mí, has asesinado, eres un ladrón, eres perfecto.

Mientras el cura le respondía, su voz fue cambiando a una mucho más gruesa, se agacho para tomar con la mano un poco de la sangre derramada por los que estaban muertos en el piso y beberla, al mismo tiempo que su rostro cambiaba a algo muy tenebroso, algo que Javier jamás había pensado que podía existir.

-Tu no crees en nosotros….mira como mis discípulos salen de los cuerpos muertos de todos los que están aquí, ¿ves como brillan sus ojos en la noche?… ¿no te dije que yo era un exorcista?…mira como saco a tu demonio…

Javier comenzó a vomitar, cabello, clavos, sangre, salían y salían cosas asquerosas de sus entrañas, toda esa maldad que siempre había llevado dentro, era tanto que no podía parar, hasta que ya estaba muriendo, su rostro se secaba y su cabello se caía, él le suplico al padre que se detuviera, pero ya era tarde, Javier acababa de descubrir de la peor manera, que sus creencias estaban equivocadas.

El cura se levantó de la barra, mientras Javier moría en el suelo, junto con todas las personas que estaban en ese bar de mala muerte, pero antes de irse, hizo que el lugar se incendiara.

El lugar se quemó hasta las cenizas, calcinando a todos los cuerpos que estaban adentro, de entre los escombros, salió el cura, y caminando al lado de la extensa autopista, se perdió en el horizonte de la noche, como el peor lobo disfrazado de oveja que puede existir.

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