Ella estaba ahí, paciente, expectante…Le desató la cordura.
Se acomodó en su mente con intención de no marcharse en una larga temporada. La
sedujo hasta el extremo de un éxtasis oscuro. Embriagó sus pensamientos. Por
selección natural, empezó a engendrarse una obsesión. El polo negativo de todo
comenzó a ser atraído por su imán mental. Un calambre eléctrico activó el
mecanismo que no dejaba de dar vueltas en su cabeza. La simple idea de
imaginarlo le desató la cordura.
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