Ángel de tormenta



Querías volar. Se te antojó no ser mortal. Deseabas elevarte, como una diosa que trota en el cielo. Suspirabas por que el sol te irradiara la espalda y el viento acariciara tu cara. Preferías no hacer el camino con los pies descalzos, como uno más. Eso era indecente para ti. El día que te marchaste hubo augurios de tormenta. El cielo estaba gris y no pensaste en la caída. No recordabas el dolor.

Te cegaron los relámpagos y tú creíste que fue el sol.

Te envolvieron las nubes hasta que desapareciste.

Se rasgaron tus alas de terciopelo.

Caíste.






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