Epístola


Escribió la carta donde los argumentos parecían otorgarle la razón por completo. Preparó el nudo. Faltó al trabajo. Recordó momentos felices de libertad, pasado que ya no volverá a ser evocado. De pronto, la sintió presente. La vio entrar por la puerta. Caminó hacia él. Ella: totalmente fría; él: totalmente nervioso. Movió la silla, sintió caer al vacío. Un vacío que significaba final y comienzo. Un final digno del cobarde que había sido siempre. Solo un imbécil podía terminar así… pidiéndole matrimonio a la muerte

No hay comentarios:

Publicar un comentario