Ahora todo está más claro.
Se ha despejado la niebla
en el jardín del silencio
y entre las flores diviso
un estandarte y un lienzo.
Cantando un coro de abejas
buscan la flor del deshielo
De la nostalgia recogen
dulzura del sentimiento
Con sus aladas canciones
zumban de mieles al viento
y sus pequeñas antenas
atentas ven el momento.
Hay una flor que sonríe
con pétalos entreabiertos
y las abejas le cantan
como si fuera en un templo.
Una sonrisa pasa
revolotea como helicóptero,
pero se estrella en un ojo,
que la descuartiza.
Más viene subiendo en el rostro
una hermana tan bella,
tan dulce y leve su impulso
que el ojo torcido se nubla
por una lágrima seca.
El ojo consulta
al otro lado de la nariz
cómo se hace
"para sonreír".
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