Amigas mías les ruego no se lamenten
Estamos vacías porque otros amores nos esperan,
Odiemos y amemos a través del tiempo imperturbable,
Ante nosotras yace, interminable, lo eterno,
Nuestras almas son amor y un adiós perpetuo
Podemos descansar y no temer
Al acechante y sordo despertar
De una vida que transcurre a ciegas;
Llena de desperdicios y penas.
Debemos despertar y
pensar en lo dulce
Que es nuestro amor, en su íntimo ardor.
Será más dulce para los labios que conocerán,
Más dulce de lo que sus corazones intentan ocultar:
Anhelos absolutos e insatisfechos.
La respuesta a todas las esperanzas
Se cierran sobre nosotras, muy cerca.
Conmemoren los antiguos besos,
Y aún el frío dolor que crecía.
Recordaremos aquella poderosa dicha,
Y aún los ojos y las manos perdidas.
Quitaremos todo el
remordimiento
Por lo escasos que fueron sus besos,
El sabor a miseria en sus labios marchitos.
Entonces parecerá Amor, pero nacido para morir,
El Hoy es inquietud, dolor:
La bendición es el olvido, el silencio;
Amor de mujer es solitario, más nunca será un secreto.
Laura
No hay comentarios:
Publicar un comentario