(...)
Tres puntos que me sentencian
a una cadena perpetua de amistad oscura.
Lechos llenos de fragancias sutiles
y divanes profundos lo mismo que una tumba;
sobre los anaqueles habrá exóticas flores
nacidas por nosotros bajo cielos más bellos.
Derramando a placer sus últimos ardores
Nuestros corazones serán cual dos antorchas
que reflejarán su doble fulgor
en nuestros espíritus, espejos gemelos.
Una noche tejida de azul y rosa místicos,
surgirá de nosotros una llama postrera
corno un gran sollozo preñado de adioses;
Y más tarde un Ángel, abriendo las puertas
vendrá a reanimar, jubiloso y fiel,
el fuego apagado y el espejo gris
sin tener más cuidado que el de desentrañar
el secreto punzante de mi melancolía.
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