Piedad


Cada vez que veía a la loca, así le decía todo el vecindario, todos se escondían, y empezaban a gritar, ¡allí viene, la loca! ¡Allí viene la loca! Repetidas veces. Ella caminaba con paso rápido, a pesar de que no podía dado a una pierna, que a causa de la poliomielitis el dejo así. Ella con ojos asustados y abiertos, yo una niña de escasos cinco años, no sabía lo que pasaba, ¡solo que todo el mundo se escondía de ella!...Me sorprendió que la gente la mirara con tanto miedo y pavor, ¿no llevaba ninguna arma? ¡No estaba infringiendo la ley! ¿Entonces? cuando oía el alboroto de la gente era cuando yo me paraba enfrente de mi puerta y la veía pasar. Ella, con sus vestimentas viejas y rotas a causa del uso, y con una pañoleta envuelta en sus cabellos negros, y sin peinar. Me veía de reojo, ¿cómo implorando perdón? ¿Cómo? con miedo de la gente que le tiraban piedras. ¡Yo,...pensaba pobre mujer! ¿Y qué gente tan mala qué le tira piedras? ¿Que acaso no tienen ninguna piedad? ¡No podía quitármela de mi pensamiento! Soñaba a ratos, pero también tenía pesadillas.
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