Date vuelta gira
tu cuerpo hacia mí con la inocencia fingida del acto casual. Y después ladea la
cabeza y mirame como si yo ocupase toda la capacidad que de ver tenes,
llenándome de tus pupilas que se agradan y se fijan en mí con interés
exclusivo. En un momento dado frotarás un labio contra otro, procurando que yo
siga todo el proceso sin perder un detalle. Despacio te quitaras la ropa, solo…
mi desnudez te espera. Por fin, tropezará tu cuerpo con el mío en el movimiento
impreciso de una leve torpeza.
¡Qué
cantidad de palabras de amor puedes decirme en el idioma universal que todos
conocemos!
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