Cuando la pasión
o la amistad debieran
el alma a la
ternura,
y ésta
debiera aparecer sincera
en los ojos,
podrán los
labios engañar fingiendo
una sonrisa
seductora y falsa;
pero la
prueba de emoción se muestra
en una
lágrima.
Una sonrisa
puede ser
un artificio
que el temor encarna;
con ella
puede revestirse el odio
que nos
engaña;
mas yo
prefiero para mí un suspiro
cuando los
ojos, expresión del alma,
se oscurece
por un momento
con una
lágrima.
Cuando el
imperio de la noche eterna
reclame para
siempre mi alma;
cuando mi
cuerpo exánime repose
bajo una lápida,
si por
ventura se acercan un día
donde mi
triste sepultura se halla,
humedeced
apenas mis cenizas
con una
lágrima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario