Después de muchos días al fin pudo dormir tranquila...Entonces sus alas se extendieron y voló a través de tierras devastadas por el fuego y campos diseminados de cuerpos inertes entre charcos de sangre…Pero más allá empezaba el área verde y oxigenada de los bosques...Voló sobre las olorosas ramas de los árboles, casi rozando las hojas impregnadas de rocío y sintiendo en los pulmones la quietud de la paz recién adquirida...Cuando regresó a su tienda de campaña, vio que la hoguera ya se había extinguido y el frío volvió a calarle los huesos; entonces envolvió su cuerpo desnudo en una manta de pieles y se acercó al umbral, observando como el sol aparecía en el horizonte tiñendo todo a su alrededor de amarillos y rojos sangrientos..A lo lejos, pegada a los acantilados, aparecía la enorme construcción en piedra maciza de la ciudadela, alzándose frente al mar orgullosa y desafiante. Entonces, ella sintió un vuelco en el corazón y despertó a su doncella para que la ayudara a vestirse...Ya con el yelmo puesto se unió a sus hombres, que montados algunos en enormes corceles y otros a pie, la siguieron en su marcha hacia la ciudadela...A lomo de su caballo bayo los guio entre campos sembrados de muerte y destrucción, y bosques olorosos, Así sorteando obstáculos y caminos traicioneros, llegaron casi a las puertas de roble macizo de la enorme construcción, donde colgadas en altas picas los saludaban las cabezas cercenadas de los vencidos...Entonces ella sintió que sus alas volvían a palpitar dentro de la armadura y su cuerpo volaba hacia la torre más alta y apoyada en la fría piedra, pudo ver al fin, como sus hombres entraban victoriosos a la fortaleza, mientras el viento salado del mar acariciaba su suave plumaje.
... Aquel hombre de semblante frío y severo, la observaba desde su otra torre distante y calculando, la inminente derrota, aterrado, vaticinaba que era su fin, el reino de terror y sufrimiento se acabaría.
Se arrepintió un poco de la avaricia que corrompía su a su alma, y hoy veía como todo caía sin remedio
En medio de la salvaje lucha sus hombres lo daban todo por liberar al pueblo de Gaal obscuro y despreciable hechicero, que atormentaba a los pueblos para saciar su sed de poder
Se arrodilló implorando piedad, más sin embargo y sin dudar, le cerceno la cabeza con la fina hoja de su espada y a lo lejos, el sol aún la saludaba con el halo de la esperanza ..
No hay comentarios:
Publicar un comentario